MUJER APRENDE A ESPERAR
Que hermoso es el tiempo de espera, tal vez lo vemos así cuando lo que esperamos es un nacimiento, el amor visible que tenemos como seres humanos, porque con el poder maravilloso de nuestro buen Dios se transforma en un ser, el amor a los padres, a los hermanos, amigos, y el amor en todas sus manifestaciones lo podemos sentir y lo vemos en sus diferentes formas de expresarlo, también es hermoso esperar la llegada de un familiar, una noticia, un resultado, que estamos seguros será favorable.
Pero cuando lo que anhelamos con todo nuestro corazón y lo hemos puesto en las manos de Dios y pasan los días, meses, años y no vemos la respuesta de nuestra oración, se nos comienza a dificultar permanecer en paz para seguir esperando.
Mas el Padre de Misericordia y Dios de toda consolación (2da. De Cor. 1:3-4), te dice y me dice hoy amada por Dios ESPERA PACIENTEMENTE EN MI.
La paciencia no es la capacidad de esperar, sino la habilidad de mantener una buena actitud mientras esperas, es un fruto del Espíritu Santo (Gal. 5:22).
Cuando las pruebas son superadas con paciencia demostramos fortaleza de Espíritu y Fe.
Por el contrario la impaciencia exige lo que pedimos al instante, pero la humildad nos lleva a esperar con Fe, mientras Dios va preparando tu corazón.
Todos esperaron con Fe, con clamor, creyendo día con día que tenemos un Dios de mucho poder, que cumple sus promesas.
No sé qué te ha prometido el Señor hermana, no sé qué anhelas en tu corazón si aún no conoces de nuestro Señor Jesucristo, Él es el único que puede ayudarte y darte lo que anhelas si está en su voluntad, SIGUE LUCHANDO, SIGUE ORANDO, NO DESFALLEZCAS, NO DUDES, SIGUE CONFIANDO, porque El ha cumplido sus promesas y no tarda solo llega en el tiempo perfecto.
AMADA POR DIOS,
ESPERA PACIENTEMENTE EN NUESTRO SEÑOR,
PORQUE EL OYE TU CLAMOR. (SALMOS 40:1)
Oremos:
Padre y Dios todo poderoso Jehová de los Ejércitos es tu nombre, grande eres y grande son tus maravillas, me acerco a tu presencia para pedirte me ayudes a manifestar los frutos de tu Espíritu santo en mí, ayúdame a esperar con sabiduría, con amor y con paz el tiempo que sea necesario para seguir contemplando tu poder y gloria en mí y en cada una de las peticiones de mi corazón, que nunca me dé por vencida, que no desfallezca mi corazón, lléname de fortaleza y esperanza como tú, que sigues esperando pacientemente que el mundo se arrepienta y lleguen a los pies de mi Señor Jesucristo, te lo pido en el nombre de Jesús Amen.