¿Cómo vencer la tentación?
(1 Cor 10:13)
No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.
La palabra tentación tiene un significado distinto para cada persona, algunos tienen problemas para controlar su lengua, en tanto que otros batallan con el impulso de usar drogas o de consumir demasiado alcohol. Muchos luchan una guerra secreta con sus apetitos sexuales.
No importa con lo que usted este luchando, sepa que no esta solo, que no es la única persona que tiene dificultades para tomar las decisiones correctas. La tentación ha sido definida como «la atracción a cometer un acto imprudente o inmoral, especialmente por una recompensa ofrecida (o percibida)». Eso es lo que hace que el proceso de tomar una decisión produzca mucha tensión. La buena opción puede parecer poco atractiva superficialmente, en tanto que la negativa tiene un atractivo especial.
En algunos momentos debes sentir tensión cuando estas decidiendo entre lo que debes y lo que no debes hacer. Esta lucha no es imaginaria; el cuestionamiento «debo o no debo» no es un ejercicio intelectual aislado. Se esta librando una verdadera guerra dentro de ti.
La raíz de este conflicto se llama pecado. Por naturaleza todos hemos nacido pecadores y estamos separados de Dios; es decir, tenemos un deseo nato de vivir como queremos en lugar de hacerlo como Dios lo prescribe. La única solución para esta separación de Dios esta en su Hijo Jesucristo que murió en la cruz para pagar el castigo por el pecado y reconciliarnos a Dios (Romanos 6:23); (Juan 3:16).
Entonces, ¿cómo resistir las tentaciones? En primer lugar, debes volver al ejemplo de Jesús cuando fue tentado en el desierto por satanás en (Mateo 4:1-11). Cada una de las tentaciones de satanás fue recibida con la misma respuesta: «Escrito está», seguida por las Escrituras. Si el Hijo de Dios usaba la Palabra de Dios para efectivamente poner fin a las tentaciones, lo cual sabemos que funciona, porque después de tres fallidos esfuerzos, «el diablo entonces lo dejó» (v. 11).
¿Cuánto más necesitamos nosotros usarla para resistir nuestras propias tentaciones? Todos nuestros esfuerzos para resistir serán débiles e ineficaces a menos que sean impulsados por el Espíritu Santo a través de la constante lectura, estudio y meditación en la Palabra. De esta manera, seremos transformados “por medio de la renovación de vuestro entendimiento» (Romanos 12:2).
No hay otra arma contra la tentación excepto la «espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios» (Efesios 6:17).
Colosenses 3:2 dice: «Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra”. Si nuestras mentes están llenas de los últimos programas de televisión, la música y todo lo que la cultura tiene para ofrecer, seremos bombardeados con mensajes e imágenes que inevitablemente conducen a deseos pecaminosos.
Si tu mente está llena de la majestad y santidad de Dios, el amor y la compasión de Cristo y el brillo de ambos reflejado en su Palabra perfecta, encontraras que tu interés en las lujurias de este mundo disminuirá y desaparecerá. Pero sin la influencia de la Palabra en nuestras mentes, estamos abiertos a cualquier cosa que Satanás quiere usar para atacarnos.